viernes, 9 de enero de 2015

SI ME PREGUNTAS POR QUE TE QUISE



El dramatismo no es una opción, es una forma de liberar emociones, incomprendida muchas veces, pero liberadora al final de cuentas.
Llegó y empezó a buscarme con la mirada, yo estaba a unos metros y no quise interrumpirla, pues en ese instante dejó de ser la mujer y se volvió la niña tierna y dulce, sin problemas, deudas, decepciones amorosas, ni temores… solo ella,  y así quise verla siempre, aunque fuese abusar de mi suerte y de su forma de ver el mundo.
Siempre me dejé llevar por lo que dice el mundo, las normas morales, los estándares de conducta. Toda una red de falsedades e hipocresía emocional que me hartaron y me hicieron entender cómo funciona realmente esto del corazón y sus latidos.
Me acerqué a ti y fingí no darme cuenta de lo nerviosa que estabas, centré mi atención en aquel objeto que traías en la mano y no pude evitar pensar que era para mí. Te abrace casi por inercia pero esta vez lo sentí diferente, la intensidad y tus latidos que pude percibir, tu rostro sonrojado… a pesar que salimos desde Agosto, fue diciembre el mes que te abriste por primera vez a mí.
Tal vez el hecho de estar solo tanto tiempo, quizás la falsa autosuficiencia me jugaron una mala pasada… yo solo me muero por compartir mi vida con alguien que muera por compartir sus tristezas y mis alegrías.
Fue una mañana inolvidable, conoció al resto de mi familia, claro, para muchos es algo común; para mí, era la primera vez en 5 años que llevaba a casa una mujer. Entre risas y momentos de tristeza evasiva  fue pasando la mañana. Con ella era natural pasar de la incomodidad a la risa sin dejar de lado los segundos de silencio incomodo… mañana genial, ya lo dije no?; genial.
Recuerdo un poema de Borges:
Con el tiempo aprendes que estar con alguien
porque te ofrece un buen Futuro, significa que tarde o temprano querrás Volver a tu pasado.
Con el tiempo comprendes que sólo quién es capaz de Amarte con tus Defectos y sin Pretender Cambiarte puede Brindarte toda la FELICIDAD.

Yo le agregaría como final y con el permiso del maestro Borges:
“Con el tiempo comprendes que esa persona que te insistía tanto en realidad no quería salvarse de la soledad, quería salvarte del temor a volver a amar. Con el tiempo aprendes que si te acostumbras a la almohada y a la seguridad de tu cama, solo dejas que el tiempo cure heridas que ya no existen en tu alma, ni en tu vida.
Era hora de que te marches y quise darte aquel presente que pensé no podría darte nunca, esa sensación de tener el corazón más grande que el pecho mismo, esa felicidad que desbordaba, la curiosidad por saber qué rostro pondrías al verlo… ese corto instante, esos segundos interminables, eso me gusta llamarlo “felicidad”.
Caminamos un par de cuadras y en una esquina te lo di, sonrojada a más no poder, no pudiste evitar mostrar lo que tus actitudes ocultaban. Te lo puse en la muñeca mientras mis dedos temblorosos hacían un último esfuerzo por cerrar el broche. Te miré y no sé qué excusa tonta balbuceé para que sonara casual aquel presente con tanto significado y obvia motivación mía.
Siempre estuve en desacuerdo con la terquedad en el amor, siempre pensé que cuando las cosas se dan con naturalidad y espontaneidad, la relación empieza fuerte y crece estable, claro, cuando existe una relación. En este caso las personas más allegadas a mí me repetían que perdía el tiempo, que era muy complicado, que no lograría nada con ella…que deje de pensar en ella. Que fácil no?, como si pudiera dejar de sentir por quien logró hacerme sentir de nuevo.
Nos despedimos, como cada despedida de las pocas veces que nos vimos, me dejaba con una pena en el alma y una sonrisa producto de las muecas que me hacía tras la ventana del taxi… pensé que era el inicio de algo, creí que ahora si no habría dudas ni nubes grises en el camino, pero, me equivoqué y esta vez el error supo dolerme, profundo.
Si me preguntas por qué te quise o en que me basé para quererte tanto en tan poco tiempo, con tan pocos motivos reales, te diría, con la seguridad de un hombre enamorado, que te quise por compasión a mí, por necesidad de ti. Te quise porque contigo no soy un hombre amargado, porque soy más humano desde que te empecé a tratar, porque me enseñaste con tu historia que siempre llega alguien y decide quedarse a pesar de los desplantes, de las dudas, de las negaciones. Y aunque hoy no me quedé, siempre tendré un tiempo para ti, donde me encuentre, donde te encuentres…porque te quise porque que quise, porque contigo respirar era difícil, pero soñar no era complicado.
Al día siguiente, creí en el destino, como nunca lo hice… encontrarnos en el mismo sitio, a horas extrañas y en circunstancias improbables. Pero, claro, para creer hay que querer creer en algo y la magia se quedó de mi lado, como se quedan mil ideas, mil emociones, mil formas de no decirte que te quiero. Ese abrazo de despedida, ese abrazo que ahora se me hace el final de una historia que tuvo un lado, un final y un inicio, en un café.
Porque he tenido salidas buenas, malas y las peores… pero tuve la suerte de salir contigo y que te quedes, aunque ahora solo seas el comienzo de un recuerdo que me durará algún tiempo, quizás para siempre… por quererte.

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