lunes, 4 de mayo de 2015

Entre tus tristes alegrías




Despertar contigo debe ser la situación más estresantemente divertida que pueda existir. La interrogante de cómo estará tu animo esta mañana, si hoy serás toda risas y sorpresas o una cara de pocos amigos que solo justifica que te espera una interminable lucha por ser feliz a costa de tu propia felicidad… esa eres tú, una contradictoria forma de encontrar felicidad.

Imagino tus frases de media tarde (justo a esas horas es que te coge la bizarra inspiración) llenas de tu particular forma de expresar frustraciones, decepciones, alegrías y esperanzas ya tan perdidas, ya tan gastadas.

Creciste entre hermosos recuerdos y emociones ausentes, entre livianas formas de no decir “te quiero”; continuaste la vida, tan joven, tan intensa, que bastaba con decirte algo bonito para que te sintieras contenta. Pero a veces ocurre que no tenemos agua en nuestro propio rio, que las formas que tiene la vida de enseñarnos los caminos son tan complicadas que terminamos dejando de lado viejos sueños, viejas danzas, viejas monadas que solo nos recuerdan que estamos hechos de la misma melodía con la que se componen los sueños.

Pero nunca dejaste de soñar, aunque ahora sueñes despierta, aunque esos sueños ahora tengan nombres de varón y te colmen el alma y quizás te quiten la paciencia; pues tú sabes perfectamente diferenciar entre ser madre y ser mamá. El cariño ausente lo supiste volver risas pasajeras, el abrazo negado convertirlo en formas de hacer feliz a la gente… porque eso eres tú, un ángel que llena sus alas de risas ajenas, con tal de sentirse importante, con tal de pertenecer en vez del cielo, a la tierra.

Conocerte es un regalo,  una oportunidad de seguir creyendo en mi propia filosofía de vida… a veces llegan a nuestras vidas personas que nos refrescan el día a día, que nos recuerdan que aún existen más locos sueltos en el mundo, destinados a reírse de sus propias penas, de sonreírle a la tristeza y sobre 
todo de creare un mundo diferente para los angelitos que  le completan la vida. No es fácil y lograste ganarte a pulso el sobrenombre de mamá en vez de madre, dejando de lado el hecho de ser mujer, de viajar en tus alocadas fantasías.

Pero te confieso algo mona, este mundo necesita más personas como tú que aprendieron a  dar amor ante la ausencia de este; necesitamos ser más quienes hacemos un carnaval del drama, porque aunque sientas que la vida te gana las batallas, tienes dentro tuyo mil victorias que nadie podrá arrebatarte de las entrañas.

 Despertar contigo debe ser la situación más estresantemente divertida…