Si me hubieras
conocido hace 10 años dirías que era un romántico empedernido, de eso que te
enviaban mensajes todo el día con pedacitos de canciones, de esos que se
presentaban un domingo cualquiera, de sorpresa, con un ramo de flores, de esos
que planificaban un mes antes como sorprenderte… todo por robarle una sonrisa a
quien le roba el sueño.
El tiempo
pasa y las viejas glorias del corazón se transforman en simples huellas que
dejaron pisadas fuertes de un pasado no tan lejanos como quisieras, y no tan
cercano como en ciertos domingos nostálgicos desearíamos.
Si me
conociste hace 5 años pensarías que loco mundo parió a este loco muchacho,
lleno de expectativas, que creía más que nunca en el amor, y si bien es cierto
mi relación amorosa iba en declive llegue a entender por qué algunas personas
son infieles, y digo algunas, porque para excusas ya tenemos muchísimas genialidades
masculinas; la explicación?, pues no tenía la capacidad de dejar ir a esa guapa
mujer, pero aun tenia dentro de mí la fe de encontrar algo más para mi vida,
algo que me llene, que me haga hacer de nuevo esas locuras para demostrar
cuanto adoras a alguien.
Si me
conociste el año pasado, verías al
típico casi treintañero algo serio, algo apagado, algo dedicado a sus temas
personales, sin tiempo para emociones personales, olvidado de los mejores
gustos de la vida, es decir, el amar y el ser amado.
No es que
sea un “resentido emocional”, si vale el termino (siento que estoy inventando o
reinventando ya varios), creo que es el hecho de que tantas veces quise
enamorarme y forzar una situación que termine ahuyentando a las mujeres y
decepcionándome a mí mismo. Tal vez un poco de psicología femenina no me
vendría mal.
Por esta y
otras razones quiero dejarles aquí
ciertas reglas básicas que creo me funcionaria si las pongo en prácticas a la
hora de querer entablar una amistad con intenciones de futuro romance:
Se tú mismo; no importa lo que te
hayan metido en la cabeza los amigos y la ZOOCIEDAD (leer blog del mismo
título), las mujeres que valen la pena ya están cansadas de máscaras y verdades
a media; ya nadie espera al hombre perfecto, no existe, ya lo saben, ya lo
superaron aprendieron a vivir con eso. Todos, absolutamente todos, tenemos
traumas, defectos y malas costumbres, para qué ocultarlo si tarde o temprano será
evidente.
Sin presiones; dale paso al tiempo sin apresurar situaciones bonitas que
a veces tardan en llegar con naturalidad; las citas inolvidables suelen ser
aquellas que están llenas de errores graciosos y sonrisas espontaneas.
Sinceridad; si quieres enamorarte de una adolecente que aún no ha
desarrollado su instinto femenino a plenitud, hazlo, pero ten en cuenta que tus
errores pueden terminar destruyendo la autoestima de un ser humano; por otro
lado es recomendable una mujer menor o con la suficiente edad para saber
distinguir entre un hombre falso y uno sincero. Y aquí insisto en el tema de
las edades, la mujer desarrolla física y emocionalmente mucho más rápido que el
hombre, por eso es que las parejas más estables son las que tienen una
diferencia de 5 a 6 años, siendo el hombre mayor. Si van a ponerse tercos con
el tema que siempre hay excepciones a la regla… suerte con eso.
·
Amor;
si lo vas a hacer por sacarte el clavo sexualmente, creo que hay muchas de esas
chicas por todos lados y son fáciles de detectar, no hay necesidad de ilusionar
a una buena mujer, para luego solo terminar engrosando tu egocéntrica lista de
conquistas sexuales.
·
Y
finalmente compatibilidad, lo básico en toda relación que desea perdurar en el
tiempo es la compatibilidad; de qué sirve desear amor si al final no se soportarán
o peor aún terminaran un día mirándose a la cara y desconociéndose por
completo.
Creo que haciendo este repaso mental llego a la conclusión sincera de que
todos necesitamos de amor, todos
necesitamos sentir la hermosa y desesperante aventura de un corazón poniéndose
de acuerdo con un estómago lleno de mariposas al ver a esa persona cerca, muy
cera a ti; pero también debemos estar seguros de que merecemos ese amor, si
vale la pena que esa persona nos entregue su fragilidad, su corazón
arriesgándose solo por creer ver algo bueno en nosotros.
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