Gracias a
una experiencia reciente, un pensamiento empezó a darme vueltas en la cabeza;
la terca, pero valida pregunta de, ¿cómo lograr ser feliz?.
Luego de leer
obras de Tolle, Dyer y Walter Risso, llegué a algunas sencillas pero validas
formas de lograr vivir en armonía, tranquilidad y paz… lo que ciertamente
algunos prefieren llamarle felicidad.
La Felicidad es un invento. Lo que debemos buscar es la
alegría de vivir, el estado básico del ser humano que los animales con escasa o
nula conciencia logran con facilidad; ver a una mascota mover la cola en tu
sola presencia, a un gato retorciéndose en el jardín luego de comer. Y pensar
que los humanos necesitamos de tanto para lograr tan poco en la vida. Al igual
que la ansiedad viene del miedo primario, la depresión de la tristeza original
y la cólera de la ira tan humana, la felicidad es un invento moderno, un tonto
invento moderno que busca exagerar la tan fácil y alcanzable “ALEGRIA”, si, esa
misma. La absurdamente fácil alegría.
La Alegría no se copia. Es insano de cada ser humano
creer que estaremos alegres haciendo lo que hace otra persona o te induce a
hacer; es un error tan grave como pretender vivir la vida de otros. En mi
experiencia personal noté que ha muchas personas les gusta trabajar 8 horas
para otros en empleos que no les apasionan, vivir hablando mal de otros o
corriendo maratones, jugando juegos en red todo el día o simplemente viajando
por el mundo; sea cual sea su razón, es propia, original y es potestad de cada
uno elegir ser parte o buscar su propia forma de estar alegre.
La Alegría es hacer lo que te apasiona. Me encanta escribir y amo hacer
sonreír a la gente; trabajando en mi restaurante logro ambos objetivos,
escribiendo en los ratos de poca clientela y procurando una mejor atención que
despierte la alegría de mis comensales. Si te apasiona correr, pues corre; si
necesitas cantar, pues canta y si lo que te motiva a sonreír crea burlas o
descontento entre tus amigos, pues no cambies de pasión, cambia de amigos.
La Alegría es compartir. Innegablemente esta es la llave
para lograr el propósito, pues solo se logra estar bien con uno mismo, estando
bien con los demás; es decir, respetando sus opiniones distintas, sus credos,
actitudes y teniendo presente que si bien la alegría es compartir, siempre
podemos elegir con quien compartirla. Y a esas personas elegidas se les llama
seres queridos, familiares, buenos amigos, compañeros, parejas.
Finalmente,
recuerden que la alegría es un estilo de vida, es propio y original, es dar
amor y esperar sonrisas, es saber a quién elegir darle un poco de la nuestra.
Porque de eso se trata la vida, de vivirla como mejor queramos vivirla, sin deberle
nada a nadie, sin sacrificarse por alguien. Pues cuando hay alegría en tu
corazón, nada te parece una deuda pagada o un sacrificio.
Les dejo
una historia:
Un
mendigo vivía pidiendo limosnas durante años, esperando que su suerte algún día
cambiara; hasta que cierta tarde un hombre pasó por su lado y le dijo: <<puedo
preguntarle qué es eso en lo que se sienta?>> <<Nada>>,
contestó el mendigo. <<sólo una vieja cajita en la que apoyo mis cansadas
piernas>>. <<Alguna vez miró lo que hay dentro de ella?>>,
preguntó el desconocido. <<No>> dijo el mendigo, <<¿Para qué?
No hay nada dentro>>. <<Dele un vistazo>> insistió el hombre.
El mendigo, lleno de una curiosidad renovada, abrió la caja. Ante su asombro,
incredulidad y alegría, vio que la cajita estaba repleta de oro.
Todos somos mendigos sentados en cajas repletas
de oro, ese oro que es la paz interior, la iluminación que solo logramos
viviendo el hoy, sin tanto pasado ni futuro, el hoy. Y ese hombre que nos
incita a curiosear en la caja es el universo, quien nos habla a través de
nuestras emociones más básicas, quien nos protege inclusive de nosotros mismo;
es nuestra capacidad de entender ese mensaje lo que marcará la diferencia en
nuestra humana búsqueda de aquello que algunos llaman felicidad.