miércoles, 18 de febrero de 2015

FELIZ SIN VALENTIN




De la columna de Carlos Galdós: “San Valentín me cae tan mal como las fotos que cuelgan en Facebook mostrando su felicidad absoluta, cuando en realidad son absolutamente infelices”.
Siempre adoré estas fechas, pero conforme pasaban los años me daba cuenta que los motivos de celebración, como: la navidad, año nuevo, día de los padres, cumpleaños, día del trabajador y San Valentín; se habían distorsionado y vuelto una extraña y facilista forma de pedir perdón, de prometer cambios, de reconciliarse, de llenar vacíos emocionales de los que éramos incapaces de llenar el resto del año.
Si me pongo a pensar en la frase de Galdos (Un loco calato con mucha más cordura que el común), me llegan a la mente la mayoría de relaciones que he podido conocer, incluyendo las propias, y la verdad que la razón no le falta a este personaje.
 Vivimos en relaciones que no nos llenan como personas, que solo tapan ciertos huequitos en el alma que somos incapaces de llenar por cuenta propia, vivimos discutiendo nuestras diferencias de caracteres que nos hacen inmensamente infelices, antes nuestros tontos pero reales miedos de atrevernos a decir un sano “Adiós”; o en el mejor de los casos a dar nuestro brazos  a torcer.
Hace un par de años para ser exacto, frecuentaba a una chica que siempre me resulta entrañable, sentimientos que  sobrevivieron en el tiempo. Una morena hermosa, de rasgos fuertes y mirada sensible, la adoraba; es de las personas que se cruzan en tu vida y lo calman todo en un instante, fue mi mejor medicina, calmó mi ansiedad en un instante, estar con ella era adictivo, la calma, la risa, las discusiones fingidas hacían de nuestra relación algo beneficiosamente tierno y apasionado.
Pero como dije en alguna oportunidad, siempre hay que tomar en cuenta esas advertencias medio asolapadas que te da la persona con quien empiezas a salir—Soy muy terca y fastidiosa siempre, atente a las consecuencias.
 Lo que para mí en ese momento resultó gracioso, con los días se volvió una cruda realidad, una insostenible incomodidad. Ella no media sus impulsos a la hora de reclamar cosas que muchas veces no tenían sentido, tocar temas del pasado del cual yo no era partícipe, enojarse porque yo no sintonizaba con sus pensamientos, es decir, porque yo no lograba interpretar sus indirectas… como si el amor fuese una prueba constante de ver hasta cuando me soporta esa persona o que tan ligados estamos mentalmente.
Recuerdo la última discusión innecesariamente tonta que tuvimos, el día anterior a San Valentín  y fue literalmente así:
Ella: “José, mañana  en la noche creo que me reuniré con unas amigas, aun no sabemos que hacer, pero, algo saldrá. Y tú?”.
Lo que ella quería que yo interprete: “Dime para salir pues, mira que te estoy diciendo que hare algo con mis amigas y te pienso decir que me acompañes, pero no te diré nada hasta q tú seas el que me proponga algo”
Yo: “A bueno pues, yo la pasaré trabajado y tal vez un amigo llegue un rato para saludarnos”
Lo que yo hice por buena intención: Quiero verte, pero entiendo que ya tienes planes, trabajarás mañana de 7 am a 11 pm, vas a terminar cansadita y fastidiada y ya tiene planes con tus amigas, no quiero ser el hombre que fui, que pensaba solo en mí mismo, te daré tu espacio, sin volverme el típico machista chantajista emocional por excelencia.“
Ella: “Ok, entonces más tarde nos vemos un ratito; vas a mi casita”
Lo que ella quería que yo interprete: “Te pasaste José, oséa ni se te ocurrió decirme que mejor la pase contigo, se ve que no me quieres lo suficiente”.
Al final nos vimos en la noche, le llevé un presente, conocí a sus padres, pasamos un muy bonito rato, lleno de simpleza y arboles por doquier; todo para que al final de la noche me salga diciendo que ella esperaba más de mí, que le incomodaba que no le haya dicho para vernos el 14 y que pensaba decirme para ir a la reunión de sus amigas; pero, que ya no pues.
Creo que el amor es algo más que detalles. Se debe dejar de lado todas nuestras viejas malas costumbres y dejar de usar la dañina forma de pensar, que versa “yo soy así, no voy a cambiar, quiéreme como soy”.
Recordando al genial Jhon Lenon, “…nadie en la vida merece cargar en las espaldas, la  responsabilidad de completar lo que nos falta.”

Al final de cuentas lo que importa en el amor es amarse por sobre todas las cosas y eso implica entender que cuando alguien te entrega su corazón, solo pide a cambio el tuyo… y que el amor más importante es el propio,  ese que nos dirá cuando es correcto entregarse o cuando es sano decir adiós.