martes, 31 de marzo de 2015

BUSCANDO ALEGRÍA



Gracias a una experiencia reciente, un pensamiento empezó a darme vueltas en la cabeza; la terca, pero valida pregunta de, ¿cómo lograr ser feliz?.
Luego de leer obras de Tolle, Dyer y Walter Risso, llegué a algunas sencillas pero validas formas de lograr vivir en armonía, tranquilidad y paz… lo que ciertamente algunos prefieren llamarle felicidad.

La Felicidad es un invento. Lo que debemos buscar es la alegría de vivir, el estado básico del ser humano que los animales con escasa o nula conciencia logran con facilidad; ver a una mascota mover la cola en tu sola presencia, a un gato retorciéndose en el jardín luego de comer. Y pensar que los humanos necesitamos de tanto para lograr tan poco en la vida. Al igual que la ansiedad viene del miedo primario, la depresión de la tristeza original y la cólera de la ira tan humana, la felicidad es un invento moderno, un tonto invento moderno que busca exagerar la tan fácil y alcanzable “ALEGRIA”, si, esa misma. La absurdamente fácil alegría.

La Alegría no se copia. Es insano de cada ser humano creer que estaremos alegres haciendo lo que hace otra persona o te induce a hacer; es un error tan grave como pretender vivir la vida de otros. En mi experiencia personal noté que ha muchas personas les gusta trabajar 8 horas para otros en empleos que no les apasionan, vivir hablando mal de otros o corriendo maratones, jugando juegos en red todo el día o simplemente viajando por el mundo; sea cual sea su razón, es propia, original y es potestad de cada uno elegir ser parte o buscar su propia forma de estar alegre.

La Alegría es hacer lo que te apasiona. Me encanta escribir y amo hacer sonreír a la gente; trabajando en mi restaurante logro ambos objetivos, escribiendo en los ratos de poca clientela y procurando una mejor atención que despierte la alegría de mis comensales. Si te apasiona correr, pues corre; si necesitas cantar, pues canta y si lo que te motiva a sonreír crea burlas o descontento entre tus amigos, pues no cambies de pasión, cambia de amigos.

La Alegría es compartir. Innegablemente esta es la llave para lograr el propósito, pues solo se logra estar bien con uno mismo, estando bien con los demás; es decir, respetando sus opiniones distintas, sus credos, actitudes y teniendo presente que si bien la alegría es compartir, siempre podemos elegir con quien compartirla. Y a esas personas elegidas se les llama seres queridos, familiares, buenos amigos, compañeros, parejas.

Finalmente, recuerden que la alegría es un estilo de vida, es propio y original, es dar amor y esperar sonrisas, es saber a quién elegir darle un poco de la nuestra. Porque de eso se trata la vida, de vivirla como mejor queramos vivirla, sin deberle nada a nadie, sin sacrificarse por alguien. Pues cuando hay alegría en tu corazón, nada te parece una deuda pagada o un sacrificio.

Les dejo una historia:
Un mendigo vivía pidiendo limosnas durante años, esperando que su suerte algún día cambiara; hasta que cierta tarde un hombre pasó por su lado y le dijo: <<puedo preguntarle qué es eso en lo que se sienta?>> <<Nada>>, contestó el mendigo. <<sólo una vieja cajita en la que apoyo mis cansadas piernas>>. <<Alguna vez miró lo que hay dentro de ella?>>, preguntó el desconocido. <<No>> dijo el mendigo, <<¿Para qué? No hay nada dentro>>. <<Dele un vistazo>> insistió el hombre. El mendigo, lleno de una curiosidad renovada, abrió la caja. Ante su asombro, incredulidad y alegría, vio que la cajita estaba repleta de oro.
 
Todos somos mendigos sentados en cajas repletas de oro, ese oro que es la paz interior, la iluminación que solo logramos viviendo el hoy, sin tanto pasado ni futuro, el hoy. Y ese hombre que nos incita a curiosear en la caja es el universo, quien nos habla a través de nuestras emociones más básicas, quien nos protege inclusive de nosotros mismo; es nuestra capacidad de entender ese mensaje lo que marcará la diferencia en nuestra humana búsqueda de aquello que algunos llaman felicidad.

sábado, 28 de marzo de 2015

CARTAS GUARDADAS PARTE 2



Ximena, hola, pensé mucho en escribirte esta carta; lo pensé tanto, pues, es difícil expresar directamente lo que fue tan obvio en estos meses intensos; y aunque suene extraño, aún existimos personas que preferimos las cartas, a la antigua, antes que enviar “inbox” o frasecitas que escribieron otros.

Ok, yo le he dado vueltas al tema estos últimos dos o tres días y lo hice porque me pareció que los amigos hacemos eso, darnos perspectivas distintas, visiones que tal vez nosotros mismos somos incapaces de tener por cuenta propia. Y porque por el profundo cariño poco justificado que te llegué a tener me motiva a decirte algunas verdades que son necesarias y que si tú logras captar, vas a entenderlo bien o llevarte al enojo conmigo… me arriesgo al resultado.

Para empezar por el final, respondo a las preguntas que te harás al terminar de leer esta carta, quien se cree este tipo para decirme todo esto?;  pues me creo una persona que pudo cambiar aunque a patadas, pero cambiar muchas cosas que me lastimaban a mí mismo y a las personas que intentaban acercarse a mi vida…eso me creo. Y por qué lo hago? pues, porque quiero hacerlo, porque una forma de querer a alguien, también es decirle lo que no necesariamente quiere  entender.

Ahora bien, yo creo que hay actitudes tuyas que son raramente muy normales, producto de tu esencia misma, de cosas que has vivido, de las influencia de casa o de las amistades que te rodean, también de tus últimas experiencias amorosas y /o porque simplemente te importa un bledo  ser como ahora eres. Pero debes entender que se trata de convivencia armónica, la vida esta, y no somos un universo aislado.

Una frase que me gusta es “ lo que a mí me sobra, a ti te puede dar la vida” y refleja un poco lo que intento decirte, pero al ejemplo más cercano-- y que no suene a reclamo, porque no soy de esos--; es que no te he visto hace tres semanas y tu amabilidad te hacia decirme hasta el sábado anterior cosas como que “me recompensarías” y que la semana siguiente (ayer) “ ya no tenías planes” y que “ sí o sí saldríamos a hacer algo, aunque sea un rato”; bueno anoche te escribí para eso y me sorprendió que lo hayas olvidado por completo y hayas aceptado otros planes a los que ni muchas ganas tenías de ser parte y eran a última hora.

 A mí particularmente me parece muy delgada la línea entre ser una persona comprensible y un simple cojudo y yo soy un poco de ambos, pero no tanto de uno u otro.  He insisto, me dolió.

Y así hubo cosas que sé que por tu tiempo y trabajos se te escapan de la mano, y detalles que quise hacerte a los cuales respondiste brutalmente; y mi consejo es que no dejes algo que tal vez para la otra persona sea importante, si simplemente no vas a darle el valor que se merece y aquí no voy a hablar de quien estima más al otro, o de que quizás alguno malinterpretó las señales del otro o simplemente no se lo dio la gana tomarlas en serio a pesar de lo evidentes que eran. A lo que voy es a que es complicado quitarse las barreras emocionales, tanto como ponerlas de nuevo y es hora de que tú te quites la tuya o seguirás quejándote de porque cupido se droga y sigues sola. He intentarás vivir entre pastillas para el dolor de cabeza y vacaciones de amigas intentando en vano un escape de la rutina, que resultan siendo poco menos que un intento muy valiente de tapar un vació que difícilmente debes llenar con dos trabajos, la cama, canciones de Kalimba o hacer rutinas nuevas.

Finalmente te digo que para mí es una bendición haberte conocido, porque te pareces mucho a mí y a la vez somos tan distintos, tanto que entiendo muy bien porque haces o dejas de hacer ciertas cosas… Es un placer conocerte y saber de ti, reírme de tus manías, disfrutar cuando pasas de ser la empresaria estresada a la niña quejona que no tiene tiempo de cambiarse de calzones J y equilibrar la balanza cuando intentas pasarme tu nerviosismo en persona. Pero, creo que me toca ser el inmaduro acá y no estoy seguro si sea buena idea que sigamos quedando  en vernos, en tomar un café, ir a un karaoke, en ver quien saluda primero en la semana, en seguir conociéndonos, porque tal parece, alguien saldrá mal y ese no sé cuál de los dos será.

Yo se entender y comprender al mismo tiempo y te digo algo con toda la certeza que me dan mis 30 años, para mí eres única en tu especie y me cambiaste la forma de ver muchas cosas, no hiciste absolutamente nada, solo ser tú misma, aunque me hayan dolido algunos detalles en el camino, me hicieron ser mejor.

Y para ponerle la cuota de dramatismo infantil, termino diciéndote que me quedo con ese buen recuerdo, me quedo con las noches de risa, con los “buenos días muchacho”, con el “ya meme zzz” que tanto adoro en ti y con la sorpresita que nunca pude darte, pero que se queda conmigo como recordatorio de que aún tengo la capacidad de sorprenderme a mismo buscando robarle a alguien una sonrisa con detalles que nunca hice o dejé de hacer con los años , como se quedan algunos recuerdos buenos y entrañables…

 También me quedo con la posibilidad de lo que puedas estar pensando ahora mismo mientras lees estas líneas: “este pata ya quemó” o “tal vez Emil tenga razón”.

 Sea cual sea tu conclusión, no dudes que te quiero un montón y que no verte es una paliza mental tremenda que aguanto con orgullo y oculto para no darte una carga que no mereces, porque gracias a ti descubrí que se puede querer muchísimo a alguien sin hacer mérito alguno…. Cuídate mucho y busca dentro de ti las razones por las que ese vació en tu corazón aún no ha sido llenado. Afuera en el mundo hay  buenos hombres que sabrían que hacer para quitarte esa amargura de las 8 de la mañana y hacerte sonreír siempre.

Me quedo contigo y tu recuerdo, aunque prefiero ahora que sea solo de lejos, que tengas un super buen cierre de mes y de año; disfruta mucho de tus vacaciones y resumo todo en mi frase final…. Gracias por existir.

PD: no respondas, no hay motivos para hacerlo, yo así estoy bien y me ira bien. Besos tq.


Nota del autor: Luego de la carta y de su reflexividad abruptamente poco duradera, nos vimos un par de veces más y finalmente se alejó.

viernes, 27 de marzo de 2015

DE PESCA



Era el año 1958 y en una playa chiclayana, en medio de la bruma y el frio madrugador, dos personas pescaban apaciblemente. El hombre, entrado en años, de rasgos fuertes pero con una dulzura cálida en la mirada; enseñaba al niño las artes de la pesca, aprendidas en su natal Beirut (Líbano) y le contaba historias viejas, aventuras en el mar.
El niño, mirándolo con asombro, escuchaba atentísimo los increíbles relatos y en un arranque de curiosidad promisoria le preguntó: "papá y cuándo tendremos nuestra propia aventura?". El hombre solo atinó a voltear a ver a aquel pequeño niño y le dijo con amor, de quien solo ve la felicidad a través de los ojos de su carne reflejada en esa curiosidad hecha niño: "algún día hijo mío, con los nuestros o con los tuyos"

Al cabo de un rato, la cuerda de nailon empezó a templarse y juntos, en un frenético impulso, lucharon por ganarle la fuerza al mar, el padre empezó a guiar al muchacho; instrucciones coloquiales, sonrisas y carcajadas a mas no poder, aquel hombre Libanes, aquel viejo fuerte y experimentado, jamás había sido tan feliz, como en aquella, la primera aventura junto a su hijo.