jueves, 22 de enero de 2015

CARTAS GUARDADAS PARTE1



Hola Adriana, ha pasado mucho tiempo ya,
desde la última vez que tuvimos un intercambio cordial de palabras. En realidad recuerdo que disfrutamos--por decirlo de alguna manera—una cena de madrugada luego de reunirnos en la casa de Silvia. Hablamos de nuestras familias de nuestros proyectos, fue una charla corta pero agradable, luego nos despedimos dejándote en casa y eso fue todo;  madrugada fría.

Luego de eso, producto de una relación que terminaba como la mayoría de relaciones largas, mal, confusamente, hubo comentarios fuera de lugar, berrinches de mi parte y posteriormente silencio, ese silencio que te hace pensar mejor las cosas y dejar en claro que sin necesidad de buscar culpables, te debía y te debo aun una gran disculpa.

Lamento haber sido lo que fui, no haber podido estar a la altura de una buena mujer como tú, que a pesar de ser 3 años mayor que yo, solo era una niña hermosa que buscaba un poco de amor y protección que no supe darle siempre.  Lamento las largas noches de tristeza que te hice pasar, egoístamente pensando solo en mí y en que mi dolor era más importante. Hice heridas en tu interior que no supe luego como curar, daños que no tenía la capacidad de resarcir.

Lamento tanto haber arruinado con mi inseguridad las mejores etapas de nuestra relación y no haber tenida la capacidad emocional de haberle puesto un “stop” a tanta basura que tenía dentro y tanto rencor que injustamente reflejaba en ti. Lamento no haberte hecho la mujer que te merecías ser y estoy seguro eres ahora; lamento tantas lagrimas que no dejé apaciguar, pero sobre todo lamento no haber sido luego el amigo que necesitabas, ese pensamiento que te hubiese dado la tranquilidad que yo mismo necesitaba y que ahora, casi 5 años después he logrado al fin obtener.

Pero mi paz y equilibrio no serían justos, si tú no tienes lo mismo; así que si de algo pueden servir estas líneas es para que sepas o reafirmes que fuiste la pareja que cualquier hombre hubiese deseado tener, a pesar que a veces me daban ganas justificadas de corretearte a baldes con agua ( jeje, lo siento, no puedo con mi humor), nunca hiciste algo para lastimarme o provocar mi ira o rencor; y todos los errores que pudiste cometer dentro de la relación fueron producto de la desesperanza y cólera que te daba que el hombre al cual amabas tanto no podía entender que lo necesitabas estable, maduro, capaz… lo lamento tanto, desde el fondo de mi ser.

Bueno si en algún momento deseas conversar, o tener algún intercambio de palabras, yo estaré gustoso de recibirte; siempre tendrás un espacio en mi tiempo y en mi corazón, porque fuiste la mujer que amé y siempre serás una persona inolvidable y entrañable en mi vida.
Feliz cumpleaños "NARICITA".

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