Hola Adriana, ha pasado mucho tiempo ya,
desde la última vez
que tuvimos un intercambio cordial de palabras. En realidad recuerdo que
disfrutamos--por decirlo de alguna manera—una cena de madrugada luego de
reunirnos en la casa de Silvia. Hablamos de nuestras familias de nuestros
proyectos, fue una charla corta pero agradable, luego nos despedimos dejándote
en casa y eso fue todo; madrugada fría.
Luego de eso, producto de una relación que terminaba como la
mayoría de relaciones largas, mal, confusamente, hubo comentarios fuera de
lugar, berrinches de mi parte y posteriormente silencio, ese silencio que te
hace pensar mejor las cosas y dejar en claro que sin necesidad de buscar
culpables, te debía y te debo aun una gran disculpa.
Lamento haber sido lo que fui, no haber podido estar a la
altura de una buena mujer como tú, que a pesar de ser 3 años mayor que yo, solo
era una niña hermosa que buscaba un poco de amor y protección que no supe darle
siempre. Lamento las largas noches de
tristeza que te hice pasar, egoístamente pensando solo en mí y en que mi dolor
era más importante. Hice heridas en tu interior que no supe luego como curar,
daños que no tenía la capacidad de resarcir.
Lamento tanto haber arruinado con mi inseguridad las mejores
etapas de nuestra relación y no haber tenida la capacidad emocional de haberle
puesto un “stop” a tanta basura que tenía dentro y tanto rencor que
injustamente reflejaba en ti. Lamento no haberte hecho la mujer que te merecías
ser y estoy seguro eres ahora; lamento tantas lagrimas que no dejé apaciguar,
pero sobre todo lamento no haber sido luego el amigo que necesitabas, ese
pensamiento que te hubiese dado la tranquilidad que yo mismo necesitaba y que
ahora, casi 5 años después he logrado al fin obtener.
Pero mi paz y equilibrio no serían justos, si tú no tienes
lo mismo; así que si de algo pueden servir estas líneas es para que sepas o
reafirmes que fuiste la pareja que cualquier hombre hubiese deseado tener, a
pesar que a veces me daban ganas justificadas de corretearte a baldes con agua
( jeje, lo siento, no puedo con mi humor), nunca hiciste algo para lastimarme o
provocar mi ira o rencor; y todos los errores que pudiste cometer dentro de la
relación fueron producto de la desesperanza y cólera que te daba que el hombre al
cual amabas tanto no podía entender que lo necesitabas estable, maduro, capaz…
lo lamento tanto, desde el fondo de mi ser.
Bueno si en algún momento deseas conversar, o tener algún
intercambio de palabras, yo estaré gustoso de recibirte; siempre tendrás un
espacio en mi tiempo y en mi corazón, porque fuiste la mujer que amé y siempre
serás una persona inolvidable y entrañable en mi vida.
Feliz cumpleaños "NARICITA".
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