Yo era una
persona infeliz, llena de temores, dudas y prejuicios tontos.
Salí del
hospital con más preguntas que respuestas, con más dudas que claridad, con más
temor que de costumbre. Con ganas de dormir, de olvidar, de recuperar lo que
hasta ese momento, no entendía ciertamente, había perdido.
Esa noche
fue difícil dormir y tardé muchos días en darme cuenta que había sufrido de un
ataque de ansiedad, hasta ese momento pensaba que mi vida estaba bien, no me
quejaba de las discusiones familiares, de la rabia contenida, de la soledad,
las malas reacciones, la terriblemente incomoda gordura que me jodía. Punto
aparte, no es nada gracioso ser un "panzón" crónico de 30 años, con palpable
posibilidades a futuro de padecer de diabetes, presión elevada y etc de
enfermedades ridículamente evitables.
No recuerdo
cuanto tiempo después, pero, decidí que habían muchos cambios que hacer, muchas
asignaturas pendientes y sobre todo demasiadas emociones que sacar de mi
interior. Desde meditación y yoga, hasta terapia psicológica y una corta pero
productiva terapia psiquiátrica, pasando por mil libros de autoayuda hasta la
tarde en la que saliendo del cine me dije algo que había pensado innecesario
reafirmar… - al carajo con todo, me voy a poner a hacer las cosas que quiero,
hoy me toca ser feliz!!!.
Ya para
entonces había iniciado con lo más sencillo, sanar mi cuerpo, recuperarlo. Bajé
33 kilos, inicié el gym, superé el hecho que me iba a quedar “pelao” tarde o
temprano y puse a prueba mi capacidad atlética, retomando el running y el amado
rugby.
Lo difícil
fue empezar a sanar el alma, que a mi parecer, es la parte más importante en el
camino a ser feliz.
Y así inició
esta divertida aventura de probar todo método posible para lograrlo.
Yoga: Lo hago cada domingo, es genial la
forma en que tu alma se dibuja a través de las flexiones corporales, se expresa
en cada movimiento, es casi tan apasionante como el sexo tántrico (de eso
hablaré en otro post, quizás jajaja).
Meditación: Es algo que no puedo describir en
palabras, tienes que hacerlo. Descubre un mundo nuevo de sanación espiritual,
de tranquilidad y si lo haces frente al mar… sin más palabras.
Terapia Psiquiátrica: Es menos serio de lo que creen,
claro, depende de quién sea tu terapeuta y a mí me tocó una loca hermosa con un
corazón tan o más grande que su capacidad profesional, uno de los mejores seres
humanos que he conocido. Fueron 3 divertidos meses de Rivotril (clonazepam en
gotas) y antidepresivos que me ponían alegre, demasiado activo y muy reflexivo.
Pero me ayudaron a recordar lo que era la simple alegría de vivir, la paz de
estar bien contigo mismos sin temor a ocultar algo y básicamente una excusa
para drogarme legal y socialmente… digo, hay que probar de todo un poco en esta
vida.
Terapia Psicológica: Fueron sesiones muy interesantes,
siempre sentí que pagaba por charlar con alguien ligeramente más inteligente
que yo y mucho más estudioso. Me llevó 6 sesiones descubrir el poder de la
autoayuda y que las respuestas están siempre en uno mismo. Genial terapeuta, le
tengo una alta estima.
Libros de Autoayuda: Siempre he creído y mantengo firme
la idea que es una gran estupidez y pérdida de tiempo pensar que para aprender
de la vida tienes que basarte solo en experiencias propias, creerse autosuficiente
antes de tener una vida propia en todo el amplio sentido de la palabra. Por eso
siempre recomendaré los libros de autoayuda que no son más que experiencias
personales y recopilaciones de otras tantas, de personas que no solo lucran económicamente con la venta,
si no espiritualmente con la humanidad, dándoles pautas para ser mejores
personas. Y como descubrir que no somos mejores?, sencillo, si crees que son
una tontería estas lecturas, de por si estas hermosamente jodido creyéndote superior
a los que alguna vez caímos en desesperación.
Endorfinas: El placer que origina la liberación
de las drogas que papa Dios nos regaló en su divina creación , es entendido
solo por quienes practicamos algún tipo de deporte, tenemos sexo satisfactorio
continuamente y quienes aman lo que hacen a diario.
Sexo: Es en el sexo, en el contacto
físico, donde encontramos el más sublime de los placeres, pues mezcla
espiritualidad y corporalidad en un mismo instante; instante lleno de los más
pervertidos gestos naturales y el cariño que se expresa no necesariamente por
amor, sino por la necesidad de sentir.
Pasión y talento: Lo dejé para el final pues es la consecuencia de
hacer lo que hice, de encontrarme conmigo mismo, de probar métodos para lograr
mejorar como persona. Y ahora es cuando la vida me sorprende con oportunidades
que eran impensables hace unos meses atrás. En una semana participaré en mi
primera obra teatral, retomé la escritura y descubrí talentos ocultos que me dan felicidad, que me llena en totalidad.
Como
recomendación principal a quienes no se sienten contentos con su vida, les
ruego que hagan lo que yo, aléjense de toda persona que les dan más negatividad
de la que ya tienen. Ríanse de los problemas, no juzguen demasiado a los demás,
sean autocríticos pero racionales. Acepten, perdonen y quieran a la familia con
todas sus fuerzas y entiendan que “sufrir de mamitis” es el término de los
infelices que no entendieron que lo que una madre necesita es el cariño de sus
hijos, pues, con la edad llegan a sentirse solas. No son suegras pesadas, no
son mamas "metiches", no somos hijos aniñados… eso solo se lo dirán quienes no
lograron conexión a nivel espiritual con quienes nos dio directa e
ineludiblemente la vida.
Y amen, amen
con locura, con pasión y empiecen por amarse a sí mismos; sé que no sonará
bien, pero, es necesario entender que hay personas a quienes debemos ver como
amantes pasajeros, como casualidades momentáneas o estaremos jodidamente
condenados a criar hijos amados en una relación infeliz. La felicidad no es una
meta, es un camino espiritual lleno de sorpresas, lleno de lo que algunos
sabios llaman “vida”. Vívela sin esperar
nada, déjate sorprender.
Yo era una
persona infeliz, llena de temores, dudas y prejuicios tontos… hasta que me
conocí.