Ximena, hola, pensé mucho en escribirte esta carta; lo pensé
tanto, pues, es difícil expresar directamente lo que fue tan obvio en estos
meses intensos; y aunque suene extraño, aún existimos personas que preferimos
las cartas, a la antigua, antes que enviar “inbox”
o frasecitas que escribieron otros.
Ok, yo le he dado vueltas al tema estos últimos dos o tres
días y lo hice porque me pareció que los amigos hacemos eso, darnos
perspectivas distintas, visiones que tal vez nosotros mismos somos incapaces de
tener por cuenta propia. Y porque por el profundo cariño poco justificado que
te llegué a tener me motiva a decirte algunas verdades que son necesarias y que
si tú logras captar, vas a entenderlo bien o llevarte al enojo conmigo… me
arriesgo al resultado.
Para empezar por el final, respondo a las preguntas que te
harás al terminar de leer esta carta, quien se cree este tipo para decirme todo
esto?; pues me creo una persona que pudo
cambiar aunque a patadas, pero cambiar muchas cosas que me lastimaban a mí
mismo y a las personas que intentaban acercarse a mi vida…eso me creo. Y por
qué lo hago? pues, porque quiero hacerlo, porque una forma de querer a alguien,
también es decirle lo que no necesariamente quiere entender.
Ahora bien, yo creo que hay actitudes tuyas que son raramente
muy normales, producto de tu esencia misma, de cosas que has vivido, de las
influencia de casa o de las amistades que te rodean, también de tus últimas
experiencias amorosas y /o porque simplemente te importa un bledo ser como ahora eres. Pero debes entender que
se trata de convivencia armónica, la vida esta, y no somos un universo aislado.
Una frase que me gusta es “ lo que a mí me sobra, a ti te
puede dar la vida” y refleja un poco lo que intento decirte, pero al ejemplo más
cercano-- y que no suene a reclamo, porque no soy de esos--; es que no te he
visto hace tres semanas y tu amabilidad te hacia decirme hasta el sábado
anterior cosas como que “me recompensarías” y que la semana siguiente (ayer) “
ya no tenías planes” y que “ sí o sí saldríamos a hacer algo, aunque sea un
rato”; bueno anoche te escribí para eso y me sorprendió que lo hayas olvidado
por completo y hayas aceptado otros planes a los que ni muchas ganas tenías de
ser parte y eran a última hora.
A mí particularmente
me parece muy delgada la línea entre ser una persona comprensible y un simple cojudo
y yo soy un poco de ambos, pero no tanto de uno u otro. He insisto, me dolió.
Y así hubo cosas que sé que por tu tiempo y trabajos se te
escapan de la mano, y detalles que quise hacerte a los cuales respondiste
brutalmente; y mi consejo es que no dejes algo que tal vez para la otra persona
sea importante, si simplemente no vas a darle el valor que se merece y aquí no
voy a hablar de quien estima más al otro, o de que quizás alguno malinterpretó
las señales del otro o simplemente no se lo dio la gana tomarlas en serio a
pesar de lo evidentes que eran. A lo que voy es a que es complicado quitarse
las barreras emocionales, tanto como ponerlas de nuevo y es hora de que tú te
quites la tuya o seguirás quejándote de porque cupido se droga y sigues sola.
He intentarás vivir entre pastillas para el dolor de cabeza y vacaciones de
amigas intentando en vano un escape de la rutina, que resultan siendo poco
menos que un intento muy valiente de tapar un vació que difícilmente debes
llenar con dos trabajos, la cama, canciones de Kalimba o hacer rutinas nuevas.
Finalmente te digo que para mí es una bendición haberte
conocido, porque te pareces mucho a mí y a la vez somos tan distintos, tanto
que entiendo muy bien porque haces o dejas de hacer ciertas cosas… Es un placer
conocerte y saber de ti, reírme de tus manías, disfrutar cuando pasas de ser la
empresaria estresada a la niña quejona que no tiene tiempo de cambiarse de
calzones J y
equilibrar la balanza cuando intentas pasarme tu nerviosismo en persona. Pero,
creo que me toca ser el inmaduro acá y no estoy seguro si sea buena idea que
sigamos quedando en vernos, en tomar un
café, ir a un karaoke, en ver quien saluda primero en la semana, en seguir
conociéndonos, porque tal parece, alguien saldrá mal y ese no sé cuál de los
dos será.
Yo se entender y comprender al mismo tiempo y te digo algo
con toda la certeza que me dan mis 30 años, para mí eres única en tu especie y
me cambiaste la forma de ver muchas cosas, no hiciste absolutamente nada, solo
ser tú misma, aunque me hayan dolido algunos detalles en el camino, me hicieron
ser mejor.
Y para ponerle la cuota de dramatismo infantil, termino
diciéndote que me quedo con ese buen recuerdo, me quedo con las noches de risa,
con los “buenos días muchacho”, con el “ya meme zzz” que tanto adoro en ti y
con la sorpresita que nunca pude darte, pero que se queda conmigo como
recordatorio de que aún tengo la capacidad de sorprenderme a mismo buscando
robarle a alguien una sonrisa con detalles que nunca hice o dejé de hacer con
los años , como se quedan algunos recuerdos buenos y entrañables…
También me quedo con
la posibilidad de lo que puedas estar pensando ahora mismo mientras lees estas
líneas: “este pata ya quemó” o “tal vez Emil tenga razón”.
Sea cual sea tu
conclusión, no dudes que te quiero un montón y que no verte es una paliza mental
tremenda que aguanto con orgullo y oculto para no darte una carga que no
mereces, porque gracias a ti descubrí que se puede querer muchísimo a alguien
sin hacer mérito alguno…. Cuídate mucho y busca dentro de ti las razones por
las que ese vació en tu corazón aún no ha sido llenado. Afuera en el mundo hay buenos hombres que sabrían que hacer para
quitarte esa amargura de las 8 de la mañana y hacerte sonreír siempre.
Me quedo contigo y tu recuerdo, aunque prefiero ahora que
sea solo de lejos, que tengas un super buen cierre de mes y de año; disfruta
mucho de tus vacaciones y resumo todo en mi frase final…. Gracias por existir.
PD: no respondas, no hay motivos para hacerlo, yo así estoy
bien y me ira bien. Besos tq.
Nota del autor: Luego de la carta y de su reflexividad abruptamente
poco duradera, nos vimos un par de veces más y finalmente se alejó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario