sábado, 1 de noviembre de 2014

La ansiedad que cambió mi vida…



Quiero compartir esta experiencia propia para quienes lo han pasado, lo estén pasando o lo puedan pasar y tengan la plena seguridad de que por más difícil que parezca, esto se supera...!!!!!!
Hace 7 meses caminando por la ciudad en una noche normal, excepto porque en esas semanas me habías sucedido unas serie de eventos de mucha intensidad que lograron mantenerme muy preocupado y alterado todo ese tiempo; como les decía, era una noche normal, exceptuando la preocupación constante producto de lo que les acabo de comentar, cuando de pronto me dieron mareos, mi corazón se aceleró bruscamente(180/70) y mis manos empezaron a temblar, en mi mente solo estaba una idea:"me está dando un ataque cardiaco". Casi de inmediato y tratando de conservar la calma enrumbé a la casa de mis padres y esas cuadras de distancia me parecieron interminables, repitiéndome a mí mismo que no quería que fuese de esa manera, no así, no ahora.
Fuimos al hospital y mi corazón no dejaba de latir intensamente, miraba a mis padres de reojo y solo tenía ganas que todo acabara y poder hacer las cosas buenas que siempre planeaba hacer pero que dejaba de lado por vivir una vida de facilismo moral, de juergas interminables, de amiguitas momentáneas y de “patas del alma” que solo me mostraban el camino más fácil para no comprometerme con nada ni nadie. Solo necesitaba una oportunidad y mientras sentía que me moría, pedía en silencio esa chance, esa página volteada, ese nuevo día donde podría despertar con ganas de hacer feliz a quien lo mereciera, a través de mi felicidad personal.
El doctor me dio unas pastillas y todo se calmó, pero los días siguientes fueron una completa pesadilla, sin saber lo que tenía, cualquier palpitación o ruido me hacía temblar, sentía que me estaba volviendo loco, que mi vida ya no sería la misma, atrapado entre cuatro paredes que me daban una falsa sensación de seguridad, porque el simple hecho de salir a la calle ya era una experiencia terrorífica; pensaba y sentía que me volvería a marear y le tenía miedo a lo que me podría pasar… le tenía temor al temor.
Luego de chequeos médicos, encontré que tenía el colesterol muy elevado, un sobrepeso que me negaba antes a aceptar y bronquitis crónica moderada. Toda una linda colección de enfermedades producto de mi descuido personal y que me hacía a mis 30 años una persona de apariencia mucho mayor y actitudes de alguien menor.
Empecé mis tratamientos y me iba sintiendo físicamente mejor pero el miedo persistía, era casi incontrolable y fue que con muchas dudas decidí recibir terapia psicológica y entre otras cosas descubrí que no estaba loco, que lo que tenía era una reacción emocional natural a estar muy expuesto al estrés, a las preocupaciones, a una vida desordenada y a hacer cosas que no me hacían feliz, que solo satisfacía al común denominador de mis amigos.. en pocas palabras, debía  cambíar de mentalidad, dejar de tomar tanto café y trago corto, dejar de fumar, hacer dieta, dedicarme a lo que me hace feliz (entre otras cosas leer y escribir) y finalmente dejar de hacerme el pendejo, solo porque estaba rodeado de pendejos insensibles a quienes creí era correcto imitar por la necesidad equivocada de pertenencia y aceptación vanal.
Y así fueron avanzando los días, empecé a adorar los domingos en familia, jugando a resolver crucigramas con mis padres; pensar queantes los criticaba de ociosos o me enojaba si me hacían alguna pregunta de cultura general. Aprendí a valorar aún más mi espacio personal y sobre todo a las mujeres en general, ya no quería algo pasajero, ni de momento, es cierto, hubiera sido mejor tomar conciencia por las buenas, pero así se dieron las cosas; también dejé de lado ciertas amistades, alejándome de ellas al llegar a la conclusión de que amistad es respetar la forma de ser de cada persona sin intentar cambiarla o que te cambien en esencia.
No todo es tragedia, tienes que ver el lado gracioso al asunto (recomiendo ver "Analízame" con Robert de Niro y "descubriendo a Forrester" con Sean Connery) y a cada situación incómoda en la vida, por ejemplo, el bulling familiar que me hacían el día que me tocaba votar y me tuvieron que acompañar o cuando tenía alguna cita, era ahora yo el que insistía que cada quien lleve una amistad (por "seguridad"). Mi familia se encargó de ayudarme mucho poniéndole la cuota de gracia a cada cosa aparentemente frustrante y depresiva en potencia; también recuerdo la tarde que fui con Andreíta a tomar un café, jaja si estás leyendo esto, perdóname el mal rato, ahora me da risa la situación, pero el hecho que me dé un ataque de pánico cuando acabábamos de pedir la orden fue de película, te quiero mucho amiga, gracias por todo.
Para tranquilidad de las personas que me leen y están pasando por este cuadro de ansiedad, deben saber que es solo una etapa y dura lo que nosotros decidimos que debe durar, en mi caso luego de algunos meses casi no hay molestias y de seguro que pronto estaré completamente en la normalidad, entendiendo que la normalidad debe solo depender del juicio de cada uno de nosotros, independientemente de lo que la gente sin importancia en nuestras vidas pueda pensar; en mi caso pensaba que volver a la normalidad era seguir haciendo pendejadas, salir a tomar como descocido dos veces a la semana y meter a la cama  cuantas mujeres se podía… que tal equivocación de estilo de vida, si me preguntan, la normalidad ahora para mí es lo opuesto y vaya que vivo bien, tranquilo, siendo autentico, siendo yo mismo, siendo feliz.
Hay una cura y se llama Dios, no te digo que vayas a misa o te vuelvas un acérrimo seguidor, solo les aconsejo que busquen en su interior la fortaleza y Dios ayuda mucho en ese sentido, también ordenen sus vidas, sepan quienes valen la pena y quienes sobran en sus vidas; no todo es fiesta, no todo es juerga; vives el día a día haciendo lo que te apasiona y sobre todo ama, ten un amor especial, una ilusión verdadera, para que cuando llegue el momento puedas formar una familia y la vida tenga su mejor conclusión, vivirla bien.
Mirando esta nueva etapa en perspectiva, se podría decir que me llené de ansiedad por las puras, pero, para mí nunca fue una maldición o karma, mucho menos una enfermedad, para mí sufrir de ataques de pánico fue una oportunidad para ser mejor persona, retomar mis metas iniciales y acercarme al camino correcto de la vida.
Lo que ahora soy y lo que deseo seguir siendo, depende unicamente de como yo decido vivir, sentir, pensar, crear y sobre todo andar, porque si la vida es ese camino largo, vivamosla como lo que es, una carrera a largo plazo, cuya meta es la muerta, quedandonos como mejor medida disfrutar del camino, de cada sensación, cada instante efímero y sencillo. De eso se que se trata todo esto; pues ahora que una nueva y desconocida paz inunda mis noches y una energia renovada me hace llevar bien el día a día, puedo decir desde el fondo de mi alma... bendita ansiedad la mía!!!

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